La música se puede incorporar a un establecimiento como una herramienta que genera sensaciones a los clientes, invitándolos a pasar más tiempo en el local, intensificando la actividad del negocio y dando personalidad a la marca.
Leonard Cohen, una de las numerosas voces que se apagaron durante el recién finalizado 2016, afirmaba que la música es la vida emocional de la mayoría de las personas. Del mismo modo que los oyentes sentían congoja al escuchar la entonación de los versos de este compositor lorquiano, la música se puede incorporar en una pyme como una herramienta sensorial con la que generar distintas emociones a los clientes.
Una pequeña compañía puede dedicar parte de sus esfuerzos para que en sus instalaciones suene algo más que algunas emisoras. «El propietario de la pyme debe estudiar el perfil de sus consumidores y ponerlo en sintonía con el entorno en el que quiere relacionarse con ellos. Conseguir un ambiente cálido hará que el cliente permanezca más tiempo en sus instalaciones y lo predispone para hacer más compras», afirma Gemma Martín, profesora de Mercadeo de Esade. Así, generar una experiencia placentera para el usuario influirá directamente en el volumen de ventas de una compañía, por lo que es importante atender a ciertos aspectos de lo que se emite en el local para que el cliente no salga espantado al atravesar sus puertas.
Fuente: http://www.expansion.com/pymes/2017/01/09/586e6dbe268e3ecf548b45f9.html